Las Fabricas de San Juan de Alcaraz en Riopar

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Por real cédula de fecha 19 de febrero de 1773, El rey Carlos III concede a Juan Jorge Graupner que pueda establecer «fabricas de latón en la serranía de Alcaraz, o donde la conviniese, y abrir y labrar minas de cobre, construyendo con estos géneros las piezas que hacen los gremios que los gasta».
La real cedula establece a Graupner que pueda establecer la fábrica en el lugar que desee de la sierra alcaraceña,  eligiendo la dehesa de Riopar, en aquella época propiedad del Ayuntamiento de Alcaraz, asimsmo concede «el uso de los ríos, cortar la leña que necesitara con arreglo a las leyes del reino así como requerír para trabajar a los jovenes del hospicio de Madrid.
Posteriormene se dieron instrucciones al ayuntamiento de Alcaraz para facilitar la construcción así como para la cesión de terrenos y montes municipales y la creación de un hospicio.
Las fábricas nacen como consecuencia de una petición de los bomberos de Madrid al maestro Graupner que, para seguir restaurando e incluso fabricar bombas, necesitaba gran cantidad de latón, y al enterarse de la existencia de unas minas de calamina (es la mina de la que se extrae el cinc que, al mezclarse con el cobre, produce el latón) y la gran abundancia de agua en la sierra de la Ciudad de Alcaraz, en Albacete, se trasladó para reconocer dichas minas.
Al volver a Madrid expuso su proyecto al Ayuntamiento “la construcción de unas fabricas de latón y cinc para extraer la materia prima necesaria para la construcción de bombas y otros utensilios” .
Por esta Real Cédula, eran creadas dos fábricas, la de San Juan y San Jorge, convirtiéndose en las primeras de España y las segundas del mundo (solo existían las de Goslar, en Hannover) siendo su fundador y director el propio maestro.
Este, propuso al año siguiente la construcción de 8 bombas más, 2 grandes y 6 medianas y, durante los siguientes años trabajó en la construcción de estas bombas desde las Reales fábricas de San Juan de Alcaraz. La última bombra llegaría a la capital a finales del verano de 1779.
Graupner, llamado tambien, «El primer bombero de Madrid» concluyó su larga carrera en 1791, dejando sin duda grandes adelantos para el servicio de incendios de la capital y sin ninguna exageración para España. Sus extraordinarios conocimientos en materia de incendios, su constancia y disciplina en la construcción de bombas e instrucción de las mismas, hicieron de este ingeniero un hombre aventajado de su época.
Graupner, murió el 14 de enero de 1801 en Alcaraz. Durante su vida creó hasta hasta 5 fábricas.
Los productos fabricados en las Reales Fabricas de San Juan de Alcaraz cosecharon las más altas distinciones, ganando medallas de oro, plata y bronce en distintas exposiciones Internacionales como las de Madrid (1850), Londres (1862), Filadelfia (1876), París (1878), Barcelona (1888) y la gran medalla de oro del Consejo Superior de la Sociedad Científica Europea de París.

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