CAMINO A CORTES
El Santuario de Nuestra Señora de Cortés, en Alcaraz (Albacete), corona un cerro visible desde media comarca. Hasta él ascienden, desde hace siglos, rutas de romeros, veredas de arrieros y cañadas ganaderas. Caminar a Cortes es entrar en un relato donde la fe y el paisaje se encuentran sin prisa.
La ruta clásica parte de Alcaraz y sube de forma amable entre encinas, muros de piedra y cruces de término. Un pequeño humilladero anuncia el tramo final. En romería —finales de agosto y septiembre— el camino se vuelve río humano: estandartes, músicas, promesas. Fuera de fiestas, manda el silencio y la luz limpia de la sierra.
Otras sendas, más largas, hilan memoria y territorio: veredas que enlazan con antiguas cañadas, descansaderos, ventas en ruina y fuentes que marcaban las paradas del ganado y del viajero. El mosaico de encinares, olivares y almendrales acompaña al paso, con milanos en lo alto y el perfume del tomillo en primavera.
Ya en el santuario, exvotos, retablos y lámparas votivas cuentan siglos de gratitud. La vista desde la cumbre justifica el esfuerzo: lomas suaves hacia la Mancha, sierras plegadas a la





